Reto Módulo 1 - Brecha de género en la universidad: por qué las titulaciones técnicas siguen siendo las menos demandadas por las mujeres
Con el arranque del nuevo curso académico 2023/2024 en las universidades españolas, en alguna ocasión me he preguntado cuál sería la proporción actual de hombres y mujeres matriculados en alguna carrera universitaria, y cuáles son las carreras universitarias con mayor infrarrepresentación de mujeres.
Pues bien, según datos del Instituto de las Mujeres, en el curso académico 2022/2023, del total del alumnado matriculado en enseñanzas universitarias, el 56,80% fueron mujeres; porcentaje que no ha parado de crecer desde el 54,10% del curso 2014/2015.
Sin embargo, según rama de enseñanza, se observa que las mujeres se matriculan en mayor medida en enseñas relacionadas con las ciencias de la salud (72,36%), mientras que lo hacen en menor medida en ingeniería y arquitectura (27,77%). Lo más sorprendente de todo es que esta estructura se mantiene desde el curso 1998-1999, primero del que se tienen datos.
¿Qué puede haber detrás de que las mujeres sigan optando preferentemente por enseñanzas vinculadas a las ciencias de la salud y no lo hagan por enseñanzas técnicas? ¿Pueden los roles de género y la socialización diferencial de niñas y niños estar en el origen de las desigualdades de género analizadas? Trataremos de dar respuesta a estas preguntas y proponer una posible estrategia para atenuar las desigualdades apuntadas.
Si pensamos en las diferentes cualidades que suelen pedirse a niños a niñas desde su infancia, rápido nos damos cuenta de que la sociedad espera de las niñas que sean cuidadoras (de sus muñecos primero, de su marido y sus hijos después, y de sus padres más adelante), y de los niños que sean constructores y deportistas (con sus Lego y sus pelotas, y después con las reparaciones menores del hogar y el consumo de ocio). Ni siquiera pensamos en que algo tan trivial y bienintencionado como un juguete pueda afectar en tal medida al destino de un bebé y, en último término, a nuestro funcionamiento como sociedad.
Por ello, como estrategia para atenuar las desigualdades apuntadas, simplemente propondría tomar conciencia como sociedad de que no hay tal cosa como juguetes para niños y juguetes para niñas, simplemente hay juguetes; y lo mismo sucedería con infinidad de cosas como los colores, la ropa/uniformes, las actividades de ocio, el trato… Está claro que los proveedores de estos artículos son los primeros que ganan con tal segregación, pero nosotros también podemos poner nuestro granito de arena regalando muñecas a niños y pelotas a niñas, vistiendo a nuestros hijos de todos los colores posibles y pidiéndoles las mismas cosas.
En definitiva, tomando conciencia de que actuaciones como las descritas en una edad tan temprana acaban decidiendo el futuro de nuestros hijos muchos años después y, en último término, el de nuestra sociedad.
Por una sociedad más igualitaria, todos podemos ofrecer algo: conciencia.
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